Primero que todo, al igual que otras drogas, provoca un marcado efecto social; en el sentido que para quien ingresa conlleva un entorno de presión: se tiene que regir bajo ciertos códigos, escala de valores, un dialecto comunicacional específico, lo que otorga un sentido de pertenencia, de protección y aceptación en un círculo social determinado. Que en la mayoría de los casos pasa a ser el más frecuentado e influyente.
En segundo lugar, como todos los psicotrópicos, otorga una "válvula de escape", de evasión de la realidad cotidiana para el afectado; que busca en esta instancia una salida al stress o a cualquiera sea su realidad rutinaria en el colegio, universidad o trabajo...
En tercer lugar se producen ineludibles efectos biólogicos secundarios que afectan al cuerpo humano: se pasa frío, hambre, carencia del sueño, menor higiene... lo que en momentos críticos deteriora momentáneamente no sólo cualquier anatomía, sino también produce efectos mentales como mayor sensibilidad, estar más irascible, cansado, suspicaz, etc. Como cualquier adicción, el afligido al parecer no está "consciente" del daño que se hace así mismo, al menos en el momento directo del "consumo".
Y así afecta a un importante porcentaje de nuestra sociedad... como decía el mítico gordito del comercial: "Somos más de 60.000 en Chile!..."
"Hola, mi nombre es Felipe... y soy un adicto..."