Marcianos con candidatos terrícolas

14 de mayo de 2009


Escribo esta columna continuando con la analogía que hice en mi nota anterior. En alusión a una generación de jóvenes que quiere hacer las cosas de manera radicalmente diferente: con tolerancia, respeto, transparencia, rigurosidad técnica, diálogo, etc. Y que por lo diferente de nuestro accionar, es como si viniéramos de otro planeta.

Noto con algo de sorpresa / preocupación como varios jóvenes líderes finalmente se van sumando uno tras otro a las campañas de los políticos tradicionales. Da la impresión que Eduardo Frei, especialmente tras la inclusión de Sebastián Bowen (de tan sólo 27 años) como su generalísimo de campaña, ha sido el más exitoso en convocar a muchos de aquellos que desde el mundo universitario y del voluntariado han demostrado inquietud y pro actividad en torno al futuro político y social de nuestro país.

He tenido el privilegio de conocer y haber trabajado personalmente con muchos de estos líderes en mi educación superior... en aquellos tiempos hablaban de renovación, de ser nuevos referentes, del recambio generacional, de romper esquemas, de superar el eje tradicional. Hoy la mayoría de ellos están inmersos en las campañas de las mismas fuerzas políticas que han representado a Chile durante los últimos 30 años. No quiero tildar esto como algo necesariamente negativo o inconsecuente, es más, valoro y admiro la decisión que ellos han tomado, entiendo que las reformas y el recambio también se pueden realizar “desde adentro” y tenemos que felicitar y apoyar a quienes han tenido la coraje y la determinación de tomar las riendas del futuro. Pero no quería dejar pasar la oportunidad de también expresar mi preocupación por este fenómeno, por la falta de verdaderos nuevos actores, y por la carencia de un nuevo referente capaz de aunar las voluntades de nuestra generación.

Sin duda estos tiempos se tratan de algo que va mucho más allá de los candidatos, de las campañas y de que nombre llene finalmente el sillón presidencial, pero quiero explicar de manera sencilla porque NINGÚN aspirante al poder ejecutivo me representa ni tiene mi apoyo. Tratando de comprender que para quienes empiezan a participar desde adentro, existe un riesgo natural de comenzar a jugar bajo las mismas reglas y lógicas que tanto hablábamos de romper... que no me represente ningún candidato va más allá de los nombres; va al meollo de sus coaliciones, de sus alianzas, a sus formas que les acomodan y que “desde adentro” no tienen ninguna necesidad de cambiar. Escribo conciente también, que a diferencia de mi nota anterior (que era más bien emocional), ésta probablemente va a causar más desacuerdos que concordancias... a lo mejor más divisiones que integración, pero bueno... creo que eso es parte también de las circunstancias, del debate y de la expresión. Y nunca está demás señalar que todo lo que manifiesto es netamente una visión particular y personal del escenario que estamos viviendo, representando nada más que mi opinión individual y el deseo de siempre ser un aporte a una sociedad que necesita de manera urgente que todos nos informemos, involucremos y empecemos a creer...

Sebastián Piñera parecía una opción más que interesante. Primero por la afirmación: su capacidad incuestionable de estadista, excelente administrador, generador de equipos multidisciplinarios, emprendedor... desde hace años, con las presidenciales aún lejanas, sus propuestas de reformas, de inscripción automática y voto voluntario (que fueron boicoteadas o rechazadas en su momento por la propia Alianza por Chile y también por la Concertación), sus proyectos ambientalistas, hacían ver un afán sincero por renovar profundamente el estilo de hacer política y por mejorar la gestión de un gobierno tentativo con un proyecto país de sólidas bases. Su evidente liberalismo, traspasaba la barrera de lo meramente económico y se conjugaba en una visión ético-valórica que resultaba potencialmente atractiva para las nuevas generaciones y que era extrañamente ajena a la de su propia coalición al no concordar en temas como la píldora del día después, el auto cultivo de marihuana y muchos otros. En un sala de la Universidad Católica yo personalmente escuché a Pepe Auth decirle a Piñera algo como: “tu tienes la llave Sebastián... creo en tus propuestas de cambio y en tus buenas intenciones, pero no así en las de tu coalición, que es la que finalmente sopesa en tu accionar o en un posible gobierno tuyo”. En segundo lugar su candidatura parecía interesante también por la negación: representa la opción más fuerte de alternancia en el gobierno (no necesariamente de cambio que significa algo más profundo), ante un conglomerado que lleva más de 18 años en el poder y que genera un sentir cada vez más cercano a vicios como el cuoteo, la corrupción, el cohecho, el nepotismo, etc. Además, al ser una coalición que nace en oposición a la dictadura (por lo tanto se concibe y define por negación a algo), mientras más nos alejamos del retorno a la democracia, más evidente se hacen las diferencias entre socialistas, conservadores de la DC, progresistas del PPD, radicales, etc... discrepancias que se podían soslayar durante la transición, pero que ya empiezan a dar atisbos de ingobernabilidad. Ante ese escenario, sumado a la alta votación que obtuvo en las presidenciales anteriores, Piñera se encumbraba como una alternativa sólida y real para el Chile del bicentenario, en cambio hoy da la impresión que Frei se le acerca a pasos agigantados y al parecer lo ha superado en convocar de manera efectiva a jóvenes y nuevas generaciones. Ya con las campañas más de cerca, se ha vuelto a refugiar en los mismos pecados de su coalición conservadora, por ejemplo defendiendo la posición “pro vida”, como si abrirse a ciertas discusiones fuera “pro muerte” en vez de ser “pro decisión” o “pro debate” al menos. En su “coalición por el cambio” se ha autoproclamado como un rompedor del eje izquierda-derecha por apoyos que ha recibido, siendo el más simbólico el del Senador Flores, pero por favor hablemos las cosas claras, y aquí cito a Javier Sajuria: “Una cosa es romper el eje izquierda-derecha y otra es pasarse de un lado a otro... manteniendo el mismo eje!” lo que es verdad que rompe cierta carga emocional de la división, pero más bien perpetúa ese mismo eje en vez de superarlo.

Eduardo Frei... no dudo que al igual que su padre, es un hombre de ideales cristianos, con una fuerte voluntad y sentido social. Forma parte de la generación política que ha llevado acabo una exitosa transición a la democracia, que ha recuperado espacios para la ciudadanía. Ha sido importante en el camino hacia la superación de la pobreza en Chile, y ha otorgado al país bases consistentes para la solidez económica y la estabilidad política. Lamentablemente lo anterior no me hace olvidar ni su pasado, ni su presente, vale decir los aspectos negativos de su gobierno como presidente y su actuar actual como Senador y candidato. Me explico: La presidencia de Frei significó para Chile una apertura al mundo; de manera caricaturesca podríamos decir que Aylwin ordenó la casa y Frei abrió las puertas y las ventanas. Por lo tanto uno de los mayores aportes de su mandato se encuentran en torno a los acuerdos económicos, la diplomacia y las relaciones internacionales. Sin embargo su gobierno fracasó rotundamente en otras áreas: dos de sus grandes promesas al asumir fueron “construir un sistema educacional moderno; confeccionar un sistema de salud eficiente y equitativo”, pero las brechas de desigualdad en educación se siguieron acrecentando y para que hablar del sistema de salud que bajo ningún punto de vista mejoró ni en lo equitativo, ni en lo eficiente. Bajo su dirección es cuando la Concertación comienza a dar señales de corrupción y excesiva comodidad en el poder, con escandalosos casos de indemnizaciones, sobresueldos, etc. No fue capaz de enfrentar con previsión ni prontitud la crisis asiática. No era un secreto para nadie que se venía un coletazo económico significativo y aún así no se reaccionó de manera eficiente ni previsora, como la situación lo ameritaba. El desempleo superó el 10% y para colmo tuvimos que enfrentar una crisis eléctrica debido a las sequías. Esto al menos nos debería hacer dudar de su capacidad para liderar al país nuevamente y enfrentar una crisis económica que es probablemente mucho más profunda y duradera que la vivida en el 98 y el 99. Ahora, ¿es todo esto razón suficiente para quitarle nuestro voto?. No necesariamente. Lo que me hace decir rotundamente NO a Frei no son los errores de su pasado, sino lo que significa su figura en el presente: Eduardo Frei simboliza la generación de políticos que se sienten cómodos con el sistema actual y se han negado a soltar la batuta de la transición hacia la construcción de un nuevo país. Sus mentes siguen trabajando con la lógica del plebiscito del 89 y su forma de hacer política es la misma de hace 30 años atrás. Reconozco que hoy ha sido capaz de convocar a muchos jóvenes, dar espacio a nuevas ideas y proyectos, pero eso ha sido su actuar como candidato, y curiosamente no lo fue así ni como Presidente ni como Senador, entonces obviamente me pregunto si su proceder es realmente para reformar Chile o para ganar una elección. Valoro su labor del pasado, respeto a su figura en el presente, pero eso no quiere decir que le pueda hipotecar mi FUTURO, ni a él ni a su coalición. Porque es él junto a sus beneméritos los que en todo este tiempo han fallado en reformar el binominal, en acceder al voto voluntario y a la inscripción automática, en sacar trabas para el espacio a nuevos movimientos, en darle a Chile un nuevo sentido de la solidaridad, etc. Dice que quiere ser el puente, que quiere ser el nexo, pero me resulta complicado creer que vamos a generar nuevas formas y fondos con alguien que tan claramente representa el pasado y el presente de nuestra realidad nacional.

Marco Enríquez-Ominami, alias “Marquito”. Sin duda su figura ha sido algo que refresca el panorama y hace de esta elección algo mucho más interesante. Cumple el paradigma de reformar al menos las formas, por su estilo frontal, abierto al debate, que pone nuevos temas en la palestra que resultaban perturbadores para su propio partido y pacto. Por esto mismo muchos le llamaron de los díscolos de la Concertación junto a Álvaro Escobar, siendo que eran justo el nuevo aire que la Concertación necesitaba respirar, poco a poco los fueron perdiendo; el mismo diputado Escobar señala: “Queremos oxigenar la política chilena, apoyando a Marco”. Pero una cara nueva, ¿representa necesariamente la renovación?. Al menos este candidato presidencial encarna la irrupción de la juventud, la urgencia de nuevas caras y pensamientos, el fin de lo estático del escenario político de las tres últimas décadas y pone en evidencia nuevamente lo incómodo que hace sentir esto tanto a la Alianza como a la Concertación. Tanto a los Piñera que hablan de ser un nuevo eje como a los Frei que hablan de ser puentes y nexos. Ahora bien, Enríquez-Ominami no por ser joven deja de ser un individuo de profundas convicciones socialistas, que para mi gusto aún tiene perjuicios y funciona bajo ciertas lógicas de antaño, incapaz de ver y rescatar lo bueno de quien está en la vereda opuesta a la suya. Esto es totalmente discutible, pero en último término, Marcos 2010 no representa una opción real y viable de gobierno, al menos por ahora. Puede pretender representar a una generación completa, pero creo que visiones humanistas cristianas e incluso liberales quedan fuera de su círculo de acción. A lo mejor su tarea, más que generar un nuevo referente, podría estar en construir y liderar un nuevo pacto entre Socialistas y Progresistas, que de manera renovada y auténtica, con un norte e ideal doctrinario claro, sin duda sería un tremendo aporte a la evolución del horizonte político del futuro.

Por otro lado también tomo y comparto las sabias palabras de mi gran amigo Pablo Vidal que me decía mientras discutíamos este mismo tema: “Lo que de verdad yo sueño es que en 20 años más nos podamos sentar en la misma mesa y poder dialogar para llegar a acuerdos, con respeto y sin prejuicios, si logramos eso habremos destruido el eje, habremos renovado la política y estaremos haciendo un mejor país...” y me remató con lo siguiente: “...la única forma de sacar a los viejos rancios es ir y apropiarse de sus espacios; rescatar el sentido profundo de los partidos, mover gente y cambiar los lideres. Tenemos tanta fuerza y tanta energía que no necesitamos emprender un proyecto nuevo vulnerable a ser pisoteado, mejor apropiémonos de todo lo que existe, hagámonos cargo de nuestra responsabilidad y demostremos que todo lo que hemos dicho y hecho todos estos años es verdad...”. Ante una iluminación así, a veces no queda más que desear y aportar a que ese sueño se haga realidad.

Por lo tanto, este servidor sigue aún buscando y preguntándose, muchas veces sin encontrar respuesta... entendiendo también que vivimos un contexto que es ágil y dinámico, por lo que siempre está la posibilidad de volver a encantarse con algún proyecto, con alguna persona, con cualquier ideal que nos haga soñar y que nos haga ir más allá de la racionalidad, hacia la inspiración y la emoción.

Y quiero terminar esta nota exactamente con la misma frase de la anterior. Ya que palabras más o palabras menos, elecciones que van y vienen, desde distintas trincheras, sigo teniendo la firme convicción que sea como sea, ese nuevo Chile, ese renovado país, SÍ LO VAMOS A CONSTRUIR!

2 opinólogos:

Warning dijo...

Felipe, que bueno que vuelvas con tus comentarios... pero una observación personal (y no tanto), los políticos solo se miran a si mismos, creen que la gracia y la desgracia del país es gracias o culpa de ellos, tienen el horizonte muy pequeño. Se necesita urgente políticos comunicadores y facilitadores de iniciativos no precisamente políticas, es imposible que un grupo tan pequeño (clase política) pueda hacerse cargo de una sociedad tan compleja. Por lo tanto se necesitan políticos que den un paso al lado y luego atrás y pasen adelante los civiles, comunes y corrientes y expertos en sus temas... y que los políticos gestionen nuestros proyectos, las ideas vienen de afuera no de adentro, por lo tanto ni marquito ni bowen ni batman ni robin calientan mucho, se agradecen eso si las buenas intenciones. ...Voto por el político mas piola.

saludos,

Anónimo dijo...
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